A partir de dos textos leídos casi simultáneamente, uno debe
admitir que la reflexión sobre la fotografía y el sentido de vista deben ser
revisados desde una perspectiva fotográfica, desde la fotografía en sí misma,
recuperando quizá esa idea de que las imágenes (fotografías o no) son en sí
mismas engañosas, rebatiendo el dicho que una imagen vale más que mil palabras.
Si como espectadores de
fotografía no podemos percibir la imagen, ¿tiene sentido fotografiar? Si no
vemos la luz, si no vemos el encuadre, si no vemos el objeto fotografiable,
¿tiene sentido la fotografía?
A partir de la fotografía
que no se puede ver, desde ahora fotografía ciega, la idea es la
conjugación de la premisa que la ceguera no debe ser una barrera para disfrutar
del arte fotográfico.
Volviendo al inicio de
este texto, releamos las citas de Sebald y Walser.
La primera cita es la siguiente:
La segunda cita es:
Nuestros ojos contemplan siempre un vacío lleno de ideas (…). A decir
verdad, no deberíamos tener ojos, pues los ojos son curiosos y descarados, y el
descaro y la curiosidad son condenables desde casi cualquier perspectiva
sana
(...)
Los ojos transmiten ideas, por eso los cierro de vez en cuando, a fin de no
verme obligado a pensar.
Robert
Walser, Jakob Von Gunten,pp.45 & pp.57
(...)
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